Desde hace algunos años, por iniciativa de la Sociedad Internacional del Papilomavirus, el 4 de Marzo se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Virus del Papiloma Humano (VPH), jornada en la que se pretende dar a conocer la enfermedad y difundir información veraz sobre la misma, así como recordar la importancia de la prevención y el diagnóstico temprano.
El VPH es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes. De hecho, la mayoría de la población sexualmente activa lo ha padecido o lo padecerá en algún momento.
Sin embargo, a pesar de su alta prevalencia, siguen existiendo mucha desinformación al respecto. Tendemos a asociar el VPH con cáncer y, según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 90% de las infecciones por VPH son eliminadas por el propio sistema inmunitario.
Existen más de 200 tipos de VPH. La mayoría de estos tipos de VIH causan infecciones inofensivas y desaparecen sin presentan síntomas, por lo que las personas no llegan a saber que están infectadas.
De estos 200 tipos de VIH hay dos tipos, el 16 y 18, que requieren especial atención, ya que son los causantes de cáncer en la mayoría de los casos.
Los tipos de cáncer más frecuentes derivados del VPH son los de cuello uterino, vagina, vulva, pene, ano y algunos tipos de cáncer oral y de garganta. Destaca el cáncer de cuello uterino que se asocia al 70% de los cánceres asociados al VPH y que presenta síntomas como cansancio, pérdida de peso, sangrados fuera del período menstrual o después de las relaciones, entre otros.
En este tipo de casos de alto riesgo es especialmente importante la detección temprana a través de controles de salud periódicos, ya que la mayoría no presentan síntomas hasta que la enfermedad ha avanzado.
Las revisiones ginecológicas, mediante la prueba de Papanicolaou o citología, nos permiten detectar cambios anormales en la células del cuello uterino y tratarlos antes de que se conviertan en algo más grave.
Pero, ¿cómo podemos evitar el contagio del VPH? Actualmente, la manera más eficaz es la administración de una vacuna (tanto en hombres como en mujeres) que ayuda a protegernos contra ciertos tipos del VPH que pueden provocar cáncer o verrugas genitales. Por otra parte, el uso de preservativo y barreras de látex puede disminuir la probabilidad de contagio.