Nuestra psicóloga clínica, María de Gracia León, estuvo presente el pasado sábado en la I Jornadas Nacionales de Sexología y presentó varios trabajos en los que abordaba las dificultades sexuales que pueden aparecer como consecuencia de la infertilidad o durante los tratamientos de reproducción asistida.
El deseo de tener un hijo y las dificultades para concebirlo supone, en la mayoría de las personas, una situación de crisis vital. Las parejas que acuden a una clínica de fertilidad para someterse a un tratamiento de reproducción asistida presentan, en algún momento del proceso, síntomas de ansiedad y depresión. Preguntamos a la Dra. León sobre las principales cuestiones que afectan a los pacientes con problemas reproductivos:
– Desde su experiencia con pacientes de tratamientos de reproducción asistida, ¿cómo afecta la infertilidad en el día a día?
Cuando un pareja intenta tener un hijo durante un tiempo prolongado y no llega el embarazo se enfrenta en su día a día a sentimientos de tristeza, rabia, impotencia, sensación de falta de control, frustración, indefensión, desesperanza y sentimientos de culpa e injusticia, al estar en espera de un proyecto futuro en el que se han depositado muchas expectativas y fantasías a lo largo de los años.
Es frecuente, por lo tanto, que esta situación afecte a nivel personal y también a la pareja.
– Y en cuanto a la sexualidad, ¿afecta la infertilidad a las relaciones sexuales?
Sí, una de las áreas que se ve modificada o alterada por la presencia de un diagnóstico de infertilidad, y como consecuencia de los tratamientos reproductivos, es la sexual.
En general, el deseo o el placer se ven disminuidos por la orientación de estas actividades exclusivamente a la procreación, sintiéndose presionados por lograr el resultado de conseguir un embarazo, incluso antes de conocer la opinión médica sobre las dificultades para concebir.
Las relaciones sexuales se enmarcan en un “programa” de obligado cumplimiento en los posibles días fértiles del ciclo generando la pérdida de espontaneidad y el deseo, y convirtiéndose en algo metódico con la única finalidad de conseguir el embarazo.
Por otro lado, cuando ha habido abortos previos se pueden llegar a evitar las relaciones sexuales por temor a nueva pérdida gestacional. Y también a muchas personas, la infertilidad les afecta a su imagen corporal y les disminuye la autoestima. Por lo tanto, las relaciones sexuales que generalmente se habían disfrutado pueden convertirse en una fuente de intenso dolor al recordar la ausencia del embarazo.
– ¿Puede llegar a convertirse en un trastorno psicológico?
En muchas parejas aparecen alteraciones sexuales transitorias, es decir, problemas que distorsionan el encuentro sexual pero no llegan a constituir un trastorno.
Sin embargo, en ocasiones, pueden aparecer disfunciones sexuales. Las disfunciones sexuales son problemas en la respuesta sexual humana (en el deseo, en la excitación y el orgasmo) que impiden el desarrollo de una vida erótica plena.
La disfunción sexual más común en personas con infertilidad son los trastornos en el deseo sexual (como ausencia o pérdida del deseo). Éstos se pueden poner de manifiesto por la disminución de la búsqueda de estímulos de contenido sexual, o de pensamientos o fantasías sexuales, así como la falta de interés en iniciar actividades sexuales.
– ¿Afecta más a hombres o mujeres?
En el hombre los problemas sexuales más frecuentes en infertilidad son la eyaculación precoz, la disfunción eréctil y la eyaculación retardada.
En las mujeres el vaginismo o contracción involuntaria de la vagina. Y tanto en hombres como en mujeres el dolor durante las relaciones coitales y la pérdida del deseo o del interés por iniciar actividades sexuales.
Algunas de estas dificultades pueden ser previas a la infertilidad.
– ¿Cómo se abordan estas cuestiones en terapia?
Un aspecto fundamental es orientar a la pareja sobre cómo reactivar el deseo, superando los miedos o bloqueos.
Es fundamental que a pesar de la crisis que estén viviendo por la infertilidad se mantenga y se fortalezca el vínculo afectivo y sexual entre la pareja.
Para ello es bueno darle un lugar a la vida sexual y darse tiempo para recuperarla.
Además del contacto físico, es esencial el cuidado y el apoyo emocional entre la pareja no descuidando la comunicación y estando juntos durante el tratamiento como aliados. Aportarse el uno al otro calidez, comprensión y ánimo puede suavizar el malestar y ayudar a mantener la esperanza y la ilusión. Si se tienen dificultades en la comunicación o en las relaciones la terapia puede ofrecer un espacio para el diálogo y toma de conciencia de cómo han llegado hasta esta situación y cómo trabajar para mejorarla.
– ¿Qué consejos le darías a los pacientes que se vean reflejados en esta publicación?
El consejo principal es que den cabida en su vida diaria al disfrute de la intimidad con la pareja, recuperando el carácter lúdico y afectivo del sexo, no sólo centrándolo en el rendimiento. Sin olvidar además, que lo importante es mantener la unión ante el problema, compartir la responsabilidad y cuidarse desde el cariño y el respeto.
El disfrutar de la vida en pareja mejora el estado de ánimo, y puede ayudar a afrontar los tratamientos con una actitud más positiva. Tener una actitud positiva permite tolerar, aceptar y superar los obstáculos que puedan aparecer durante el tratamiento y aumenta las posibilidades de obtener éxito al prevenir el abandono antes de tiempo por sobrecarga o desgaste psicológico.
En nuestra Unidad de Psicología realizamos tratamientos específicos para pacientes con problemas reproductivos o de fertilidad, abortos, disfunciones sexuales y dolor crónico. Ofrecemos terapia individual, de pareja y familiar, y realizamos terapias de grupo.
Garantizamos el respeto a la confidencialidad, y un entorno seguro y tranquilo.
La primera consulta es totalmente gratuita para los pacientes de Inebir. Si crees que podemos ayudarte, no dudes en consultarnos.